Con imaginarium, nosotros tenemos una relación especial. Recuerdo la de horas que hemos invertido en jugar con su cilindro hinchable cuando eran bebés, con los "pinchitos" (los grandes al principio, y según las peques se hacen mayores, con los pequeños), con el profesor Teddy Sabio, un juego de mesa que cuando aciertas la pregunta levanta la bandera, con el flipper o, últimamente, sobre todo con la bicicleta evolutiva.
Pero claro, el concurso consiste en decir en que te gastarías los cien euros, no en que te los has gastado ya, pero es que me da un poco de miedo contarlo. Veréis, Nosotros, cuando pasamos por delante de una tienda Imaginarium, nos es imposible retener a las peques para que no se abalancen por la mini puerta para entrar. Les encanta entrar por ella y disfrutar de la tienda. Les gusta que casi todo esté a su altura y poder tocar los juguetes. Y aquí es donde viene mi miedo.
En la tienda que solemos visitar, al lado de la caja hay una enorme casa de muñecas a la que se acercan siempre para jugar. Les apasiona. Cuando les decimos que nos tenemos que ir siempre nos preguntan "¿nos la podemos comprar?". Y nosotros siempre les respondemos que no puede ser que es un poco cara y además es muy grande. Que (como en el metro) primero hay que dejar salir juguetes para que otros puedan entrar. Así que no sé si realmente quiero que me toquen los cien euros, porque los usaría para comprar la casa y entonces, tendríamos que buscarle acomodo dentro de la nuestra.
Aunque claro, solo por ver la cara que pondrían cuando apareciéramos con ella, valdría la pena ganar este concurso.
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