jueves, 7 de abril de 2016

TENGO LA CAMISA ROTA

Imaginad.
Madrid, 2016.
Una familia se dispone a cenar.
De pronto, la más pequeña se baja de la silla.
Coge algo y se lo enseña a su papá.
El papá pregunta que es y ...

Las cenas entre semana cuando al día siguiente hay que madrugar suelen ser un poco del tipo "vamos, daros prisa que mañana hay cole". Hay días en los que va todo rodado, todos ayudamos en hacer la cena, a poner y quitar la mesa...Las peques se lavan la boca sin apenas pelearse y se duermen a la primera. Son esos días que parece que se han alineado los planetas.

Pero no siempre son así. Normalmente hay que llamarles varias (muchas) veces para que vengan a cenar. Hay que pedirles varias (muchas) veces que no se peleen. Hay decirles varias (muchas) veces (sobre todo a la mediana) que coma (al contrario de Maná, ella viviría solo con aire). Hay que recordarles varias (muchas) veces (sobre todo a la pequeña) que no se baje y se ponga a dar vueltas por allí. Y un largo etcétera que hace que no nos aburramos durante las cenas (aunque a veces nos gustaría hacerlo).

EL otro día teníamos una de estas cenas típicas con la mayor monopolizando la conversación, la mediana esperando que la cena desapareciera de su plato con solo mirarlo y la pequeña bajándose. Cuando volvió a la mesa, llevaba el puño cerrado, cuando le dije que qué llevaba, lo abrió y vi unos cuantos objetos pequeños redondos. Al preguntar lo que era, me dijo que eran los botones de mi camisa.

Me quedé un poco (esta imagen me encanta) como cuando a los conejos les dan las largas en las carreteras. Mi Santa me confirmó que eran los botones de la camisa que había llevado el día anterior. Cuando me la vio puesta me dijo que estaba el cuello roto (el de la camisa) y que había que tirarla. Yo le contesté que no, que era de mis favoritas y no pensaba tirarla. Mi Santa entendió que yo estaba de broma, le quitó los botones (espero que no se los arrancara a la pobre camisa) y decidió tirarla.



Yo me enfadé, más que nada, por no esperar a decírmelo y hacerlo directamente. A lo mejor hice una montaña de un grano (o en este caso, de un botón). Pero no sé, era una de mis camisas favoritas. A los cinco minutos, empecé a reírme recordando el momento cuando mi peque abrió la mano llena de botones y como debía ser mi cara cuando me dijeron de donde eran.

Para terminar este post, decir, que mi Santa, en su descarga me dijo, que nunca había tirado nada de mi ropa, ni siquiera "esa camiseta de los guns n' roses que tienes desde tú adolescencia y que (la pobre) tiene un montón de agujeros". Esto no sé si es bueno porque no la he tirado o malo porque ella cree que debería tirarla.

1 comentario:

  1. En fin! camiseta de los guns con agujeros es más que válida. creo que si uno supera el enfado solo quedan la resignacion y la depresión. q le sucedia al hombre verde luego de la transformacion? quedaba sin saber donde estaba y semi desnudo. Estoy viendo tu futuro? :) saludetes!

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